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La casa

Actualizado: 12 nov 2021

Comprender y aislarse, abrazar y olvidar, tener paciencia e ira, compartir y dar espacio, hacer silencio y hacer conversación (…) Todos son puntos extremos que sacaban lo mejor y lo peor de cado una bajo las mimas estancias que conformaban su hogar físico e íntimo.



Hogar …


Hogar….


Hogar solía ser aquel al que recurríamos para recuperar la energía y responder ante los deberes del siguiente día. Parpadeamos y vemos como el día sucumbe ante la noche y la ausencia de luz trastorna cualquier todo espacio que una vez se llenó de amor, lo modifica, y lo vuelve un ente extraño, un espacio vacío carente de sentido más allá de los muebles y objetos que la decoran. Entonces, miramos las paredes a nuestro alrededor. Se veían blancas y absorbidas por el olvido, como una piel lisa de un tono que no encarna recuerdos más que el cansancio. Los momentos de incertidumbre pintaron nuestro rostro con temor a ser carcomidos por la noche. Anhelábamos la llegada del siguiente día como un mes menos en la cuenta regresiva de aquel año. La rutina, zona de confort, nos hacía despertar cada día.



Silencio es lo que se escuchaba y era ese mismo silencio, el creador de un mundo donde no percibíamos ni el día ni la noche. Nos sometió al olvido y a la ira con nosotros mismos.

Hacía falta un acto de valentía para volver a sentir. Levantamos la cabeza y nos alejamos de aquel asiento que se funcionó con nuestro cuerpo después de tanto tiempo. Algo en nosotros se agitó. Negamos con la cabeza y reorganizamos nuestros pensamientos para volver a colorear nuevamente aquella piel blanquecina y decaída para devolverle aquella elasticidad y libertad que se añoraba.


Recuerdos…


Inhalamos profundo y sentimos que el cuerpo se calienta, vuelve a ser suave y acogedor como la manta con la que nos envolvían de pequeños. La piel lisa se ilumina y el espacio se recarga de luz y nos hace recordar que seguimos vivos. Los espacios, los muebles desprenden nuevos aromas. Pueda que el espacio sea mínimo, imperfecto, pero con toda imperfección era un hogar que reencarnaba su belleza. Ahora Exhalamos y volvemos a ser niños en un mundo de 4 paredes. Volvimos a explorar nuevos espacios, nuevas funcionalidades y sentidos a las esquinas, las ventanas, la sala, las manos, los pensamientos, el rostro cambia. Ya no hay temor.


¿Por qué encerrarse cuando el cuerpo grita ser libre?



¿Y si libertad es renacer otra vez por qué hacer del hogar es un encierro cuando es caja mágica del reencuentro contigo mismo?


Eres y estas donde tu mente te lo permita.



 
 
 

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